¿Qué es la verdad?
¿Qué es verdaderamente la verdad? ¿Cómo podemos estar seguros de algo? ¿Qué podemos saber?... Estas preguntas son una de las puertas principales al laberinto de la filosofía, especialmente desde la época moderna, en que los filósofos reparan en que antes de intentar conocer nada tal vez convenga conocer el modo mismo en que conocemos. Por ello, desde el siglo XVII, la filosofía comienza a desplegar especialmente una de sus ramas: la gnoseología o epistemología, que se ocupan del problema de la verdad, el conocimiento y la ciencia. Curiosamente, en la actualidad (lo que algunos llaman posmodernidad), esta preocupación por la verdad y la validez del conocimiento se desfonda. Tratar de la verdad en sí parece hoy un tabú, y a quien lo incumple se le tacha de ingenuo o soberbio. ¿Verdad? ¿Qué verdad? ¿Y quién puede saberlo?... Esta actitud de desconfianza hacia el conocimiento objetivo (¿pero hay otro tipo posible de conocimiento?) se manifiesta en las formas contemporáneas de esce